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Los fuegos clase C representan uno de los escenarios más peligrosos dentro de la seguridad contra incendios. Este tipo de siniestro involucra directamente equipos eléctricos energizados, lo que significa que, además de las llamas, existe el riesgo añadido de electrocución. Reconocer, prevenir y actuar frente a este tipo de incidentes requiere conocimiento especializado y el uso de herramientas adecuadas para garantizar una respuesta eficaz.
Los incendios de clase C son aquellos que se originan a partir de instalaciones eléctricas activas o equipos conectados a la corriente. Dentro de las fuentes más comunes encontramos:
Cableado eléctrico defectuoso.
Paneles de distribución de energía.
Equipos electrónicos en funcionamiento.
Sobrecargas de circuitos o cortocircuitos.
La principal diferencia frente a otros tipos de incendios es que la corriente eléctrica alimenta directamente la combustión y, al mismo tiempo, genera el riesgo de descargas eléctricas graves.
Saber detectar un incendio de este tipo de manera temprana puede salvar vidas. Algunos de los indicios más comunes son:
Chispas o destellos eléctricos antes del inicio de las llamas.
Humo de tonalidad gris o azulado.
Olor característico a plástico o cable quemado.
Ruidos como chasquidos o zumbidos eléctricos.
Ante cualquiera de estas señales, es fundamental evitar el contacto con superficies metálicas y nunca intentar sofocar el fuego con agua.
La mayor amenaza de los fuegos clase C es la energía eléctrica activa. Incluso un incendio pequeño puede convertirse en una situación letal si se intenta apagar sin cortar el suministro. El agua o cualquier agente conductor puede convertirse en el medio por el cual la corriente se transmite al cuerpo humano, provocando descargas graves o fatales.
Para enfrentarse a este tipo de situaciones, es imprescindible conocer los pasos adecuados:
Cortar la energía eléctrica
Lo primero siempre debe ser desconectar la corriente desde el interruptor principal o desenchufar los dispositivos afectados, siempre que hacerlo no represente un riesgo directo. Una vez eliminada la fuente, el incendio puede transformarse en un fuego de clase A o B.
Uso de equipos especializados
El extintor de incendio adecuado para este escenario debe ser no conductor. Los más recomendados son:
Extintor de CO2 (dióxido de carbono): sofoca las llamas al desplazar el oxígeno y no deja residuos. Ideal para proteger equipos electrónicos sensibles.
Extintor de polvo químico seco (ABC): contiene fosfato monoamónico, eficaz contra fuegos de clase A, B y C.
Ambos garantizan seguridad al usuario y evitan la propagación de la electricidad a través de los agentes extintores.
Evitar métodos inadecuados
No se deben emplear espumas contra incendios ni líquidos químicos que contengan agua, ya que incrementan el riesgo de electrocución o liberación de vapores tóxicos.
Más allá de la respuesta inmediata, la prevención es clave para reducir los riesgos. Algunas medidas recomendadas incluyen:
Mantenimiento eléctrico constante: inspección periódica del cableado, sustitución de componentes defectuosos y revisión de sistemas de distribución.
Evitar sobrecargas: no conectar múltiples equipos en un mismo enchufe sin control, usar protectores de sobretensión y dispositivos reguladores de voltaje.
Señalización adecuada: instalar advertencias visibles en zonas de riesgo eléctrico, ayudando a generar conciencia preventiva.
Capacitación continua: formar al personal en el uso de extintores, simulacros de emergencia y seguridad eléctrica básica.
Un aspecto que suele generar dudas es cuál es el mejor extintor de incendio para enfrentar estos incidentes. El extintor de CO2 es altamente recomendable en oficinas y espacios con equipos electrónicos costosos, ya que no deja residuos y no daña los dispositivos. Sin embargo, en lugares industriales donde existen riesgos combinados, el extintor ABC ofrece una cobertura más amplia al actuar sobre diversos tipos de materiales combustibles.
El agua es uno de los principales enemigos en este tipo de incidentes, no solo porque conduce la electricidad, sino también porque puede extender el incendio si entra en contacto con materiales inflamables cercanos. Incluso el uso de mangueras de emergencia en presencia de corriente eléctrica activa puede ser fatal para los brigadistas.
Mantener siempre accesibles los equipos de extinción en áreas con riesgo eléctrico.
Conocer la ubicación de los interruptores principales para cortar la energía de inmediato.
Evitar improvisar métodos de extinción con líquidos o materiales inadecuados.
Ventilar los espacios tras el uso de extintores de CO2 para restablecer niveles seguros de oxígeno.
Los fuegos clase C no distinguen entornos: pueden presentarse tanto en viviendas con instalaciones antiguas como en oficinas modernas o plantas industriales. Por eso, resulta esencial que cada entorno cuente con un plan de emergencia específico, señalización clara y disponibilidad de al menos un extintor de incendio diseñado para combatir fuegos eléctricos.
Los incendios de clase C representan un desafío único por la combinación de fuego y electricidad activa. Para actuar de manera segura es fundamental reconocerlos, cortar la fuente de energía y utilizar extintores especializados como el de CO2 o polvo químico seco. La prevención, el mantenimiento de las instalaciones y la capacitación constante son la mejor estrategia para minimizar riesgos y garantizar la seguridad de las personas y los bienes.